Frente a los embates de la llamada “Cultura de la Muerte” debemos adoptar a la Santísima Virgen María de Guadalupe como Patrona de los niños por nacer para que, cobijados bajo su regazo de Madre, las víctimas inocentes sean presentadas ante Dios Todopoderoso, señaló la licenciada Sofía Villavicencio de Durán durante su exposición en el Foro Internacional Fe y Ciencia a continuación las ideas principales de su ponencia:
Instituciones Pro Vida de todo el orbe, han expresado su preocupación ante la escalada de la visión hedonista, anticonceptivista y abortista del mundo actual que, auspiciada por oscuros intereses del poder global, ha venido socavando desde hace ya varias décadas a la humanidad. El panorama no sólo es preocupante, sino aterrador; las estadísticas evidencian un brutal descenso en los índices de natalidad, un aumento exponencial de los abortos provocados y una despiadada promoción de conductas sexuales contra natura, entre otras muchas cosas.
Esta mentalidad anticristiana promovida por el gobierno mundial, propone un modelo de sociedad sustentable global sobre bases totalmente contrarias al orden natural, con una nueva moral, nuevas formas de interpretar e integrar las instituciones sociales y nuevos paradigmas religiosos fundados en un sincretismo naturalista y ateo.
Para establecer en el mundo estos nuevos modelos, reinterpretan a través de una guerra semántica, palabras como paz, equidad, justicia, dignidad, compasión, tolerancia, diálogo, etc., viciándolos de contenido; además, interpretan a su manera los “derechos humanos”, “derechos de la mujer”, “derechos sexuales”, “planificación familiar” incluyendo en ésta los derechos a la anticoncepción, esterilización y aborto.
La anticoncepción, es la “muerte” premeditada, alevosa y ventajosa de niños que ciertamente no gozan de la actualidad de la vida como entes reales, pero son ya entes posibles concebidos en la mente Divina, y deseados por su amorosa y perfecta Voluntad.
¿Qué hacer frente a este lastimoso estado de cosas? Atenernos a las enseñanzas de Dios, a través de su Iglesia, a las exigencias de la naturaleza y al misterioso llamado al ejercicio de la maternidad.
Dios nos ha creado por amor y nos creó para ser felices: “Dios quiere que sean engendrados los hombres, no solamente para que vivan y llenen la tierra, sino muy principalmente para que sean adoradores suyos, le conozcan y le amen”, pero al mismo tiempo lo hizo para que cumplamos su voluntad: “Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla”.
Ante las prácticas y artificios de la modernidad ¡Aclamamos a la Virgen de Guadalupe como Abogada de los niños por nacer y como de los niños por concebir!
La Virgencita del Tepeyac, en su rostro y su porte de discreta, pero evidente gravidez, encierra un silencioso mensaje para la mujer de hoy y siempre: Ella pide a las mujeres que expresen el “fiat”, el “Hágase en Mí según Tu Palabra” como Ella lo pronunció humilde y amorosamente al aceptar la divina misión de ser Madre del Rendentor.
No nos asustemos a traer al mundo a los hijos que Dios nos dé; debemos ser abiertos y obedientes a la vida, pues Dios proveerá de lo necesario. Nunca olvidemos que cuando hay vida hay luz, cuando hay luz hay esperanza, cuando hay esperanza hay amor y hay dulzura.
La Virgen de Guadalupe es Vida, es Luz, es Esperanza, es Amor y es Dulzura… Ella es nuestra Madre…. Y como Madre ha querido quedarse con nosotros, estampando milagrosamente su imagen en la Tilma venerada; por eso esforcémonos en ser mejores hijos, más dignos, más parecidos a Ella, siempre a favor de la vida, siempre obedientes a la vida.