En su intervención en el Foro Internacional Fe y Ciencia el sacerdote argentino Alfredo Sáenz habló sobre “La Virgen de Guadalupe y el Ejército Cristero”. Se refirió a tres momentos de la historia en los que la Iglesia ha sido atacada y cómo salió triunfante en todos los casos: la reforma luterana del siglo XVI, la Revolución Francesa del siglo XVII y el marxismo del siglo XX. La primera atentó contra las enseñanzas de la Iglesia Católica; la segunda quiso sacar a Cristo de la vida de los hombres, y la tercera intentó sacar a Dios. En México, la lucha cristera contra la pretendida imposición marxista se convirtió en un ejemplo para todo el mundo.
El Movimiento Cristero no es un hecho aislado, hay que incrustarlo en la teología de la historia, que es mirar la historia con los ojos de Dios. San Agustín es el gran maestro de la historia que con su obra De Civita Dei (La Ciudadde Dios) crea las bases para la visión teológica de la historia.
Enla Ciudadde Dios se describen dos cosmovisiones:La Ciudadde Dios, en la que el primado del mundo es Dios; y la ciudad del hombre, en la cual se ubica al hombre en el puesto de Dios, el hombre es el rey. Pero no están separadas, sino que los miembros de ambas ciudades conviven, están mezcladas y cada ciudad tiene su propio rey, la primera tiene a Cristo y la segunda a Satanás y su separación definitiva será hasta el final de los tiempos.
Dicha lucha no empieza con Adán y Eva, sino con la rebelión del grupo de ángeles encabezados por Luzbel. El Arcángel San Miguel, que encabeza al grupo de ángeles fieles, representa ala Ciudadde Dios.
Esa Ciudad de Dios se empieza a gestar desde la muerte de Cristo hasta alcanzar su realeza y la Cristiandad, que llegó a su cúspide enla EdadMedia(título malintencionado de los hombres del Renacimiento). Es en esa época cuando el Evangelio impregnó el orden temporal, se alcanzaron gobierno y reyes santos, se alzaron grandes obras de arte como las monumentales catedrales góticas; se creó la caballería, las corporaciones, cada una con su santo patrón y las Universidades donde enseñaron los más grandes teólogos. En fin, se llegó a una época que consideramos la Cristiandad, el ideal dela Ciudadde Dios.
La vida enla EdadMediagiraba en torno a Dios, pero el hombre se fue ensoberbeciendo, y surge la primera gran grieta en la Cristiandad con Lutero, que se levanta contra Roma y niegala IglesiaCatólica; luego surgióla RevoluciónFrancesaque niega también a Cristo, aunque no negó a Dios lo aceptó sólo como el “gran arquitecto del universo”; luegola RevoluciónRusa, que más que atea (negando a Dios), fue antitea (combatiendo a Dios) seguida de la revolución cultural impulsada por Gramsci.
En México también hubo una Cristiandad con la evangelización que llevaron a cabo los frailes y las apariciones dela Virgende Guadalupe. Desde la llegada de Cristóbal Colón, el Portador de Cristo,la Palomadel Espíritu Santo. En aquel Imperio donde “no se ponía el sol” se da la Cristiandad.
Conla Independenciase da la ruptura de esa Cristiandad; la concepción de los liberales es la idea de la modernidad, es la guerra entre las dos ciudades. Y fue una guerra teológica, más que política, económica o militar.
Es en este contexto que surge el Movimiento Cristero al grito de guerra de “Viva Cristo Rey” y “Vivala Virgende Guadalupe”. Los enemigos gritaban: “Viva Satanás”. Fue una rebelión contra la ciudad del hombre y un ejemplo para todo el mundo. (En otros países no se levantó la bandera de Cristo. Se levantan banderas por cuestiones materiales, económicas).
Esta es una época martirial; es decir, de testimonio, y puede ser de tres tipos: De palabra; de acciones y dela sangre. Elmartirio es un elemento de la espiritualidad, por ello hay que luchar hasta el martirio por alcanzarla Realezade Cristo, por restaurar la Cristiandad como lo ha exhortado el Papa. Anacleto González Flores es un arquetipo con los tres elementos del martirio.
Hay que imitar a Anacleto. Tal vez no podemos cambiar al mundo ahora, pero sí podemos crear islotes de resistencia que no se dejen llevar por la corriente y algún día llegar a formar un archipiélago de jóvenes limpios con fortaleza y caridad. Y así algún día llegar a repetir el grito de “¡Viva Cristo Rey!” y “¡Viva la Virgen de Guadalupe!”.