El Rosario se rezó en el mausoleo donde se encuentran los restos de Doña Paz y de Don Antonio Leaño Álvarez del Castillo.
Por Alfredo Arnold/
A seis años de su sensible partida, el recuerdo de doña Paz Reyes de Leaño permanece vivo en el corazón de la comunidad universitaria UAG, por lo que se ofreció una misa y un rosario en sufragio de su alma.
La señora María de la Paz Reyes Flores murió el 7 de diciembre de 2011. Sus restos reposan junto con los de su esposo, don Antonio Leaño Álvarez del Castillo, en el mausoleo construido exprofeso en los jardines de Ciudad Universitaria.
Breve semblanza de la Sra. Paz Reyes
Doña Paz Reyes de Leaño o “Chata” como dulcemente la nombraba su enamorado esposo, don Antonio Leaño Álvarez del Castillo -por su nariz chatita-, nació en Guadalajara en el seno de la distinguida familia Reyes Flores. Fue siempre la mujer detrás del gran hombre, el apoyo y la fuerza femenina de la UAG, fundadora y presidenta del Comité de Damas, creado por su iniciativa para apoyar y recaudar fondos para las familias de los trabajadores y jubilados de la institución y otras causas humanitarias.
La historia de doña Paz y don Antonio comenzó desde que eran niños, ya que eran vecinos y un día él le dijo que la tenía “apartada”; más tarde, cuando ella cumplió 16 años su atención se dirigió a don Antonio, pero no fue hasta que ella cumplió 18 años cuando él le declaró su amor durante un viaje dominical de la familia Reyes con la familia Leaño a Chapala, ahí su noviazgo comenzó, llevándolos al matrimonio cuatro años después.
Durante sus 68 años de matrimonio, lograron llevar la educación de sus hijos a base de valores, amor, comprensión, fortaleza y sobre todo cerca de Dios. De sus diez hijos le sobreviven ocho. Fomentó en sus hijos el gusto por la lectura y vigilaba mucho lo que leían, nada de novelas, sino de historia tanto de México como mundial, mundo actual, política y clásicos.
Cuando don Antonio murió, el 3 de julio del 2010, doña Paz comentó que siempre tuvo un matrimonio feliz, casi nunca hubo diferencias y él siempre fue un hombre sumamente respetuoso, además de consentirla y cuidarla mucho. Es por eso que su amor perdura hasta la eternidad.