Las dificultades en las conversaciones pueden ocurrir por cualquier tema, los más típicos son sobre raza, etnicidad, cultura, religión y deportes. Ocurren cuando las diferencias en perspectivas son hechas en público, se vuelven retadoras y se juzga de manera ofensiva, muy a menudo con emociones intensas, alrededor de participantes y observadores.

El diálogo se dificulta cuando surgen los ataques personales, confrontaciones de enojo o un fuerte desacuerdo; cuando una conversación normal se va calentando hasta sufrir un cambio radical. En el peor de los casos los participantes llegan a la violencia física y en el mejor de los casos, se alejan por inconformidad o miedo a una confrontación.

La Dra. Elizabeth Davis-Russell, presidenta de la Universidad Tubman, de Liberia; el reverendo Gerald. B. Coleman, de la Northeastern University de Massachusetts, y el Dr. Ramu Damodaran, director de la iniciativa Academic Impact de las Naciones Unidas, disertaron sobre el “Diálogo intercultural y promoción de la paz”, durante el Congreso Latinoamericano de Educación Superior organizado por la IAUP en la Universidad Autónoma de Guadalajara.

Señalaron que el integrar conocimiento cognitivo con respuestas emocionales puede ser una de las maneras de obtener resultados exitosos en el diálogo; por ejemplo: hacer preguntas constantes, escuchar con cuidado a las respuestas, mostrar atención, hablar honestamente sobre las perspectivas propias y siempre estar consientes de nuestro propio deseo de ser entendidos así como el de los demás.

El cuestionamiento cognitivo requiere ir más allá de las teorías y buscar sustentos, investigar contextos y suposiciones que rodean la base de lo dicho, trabajar en entender las diferencias en valores, actitudes, creencias y normas de comunicación.

La Dra. Davis-Russell relató que en Liberia, en 2005 se lanzó un programa de comprensión por la paz cuya meta era buscar la verdad en miles de casos de asesinatos, amputaciones, violaciones sexuales, etcétera, ocurridos durante la guerra civil. Simultáneamente se abrió un foro para que las víctimas expusieran sus experiencias y se llegó a la conclusión de que un gran porcentaje de los casos de violencia física se dieron como resultado de un diálogo mal llevado.

“Debemos amar a las preguntas más que a las respuestas”, dijo el Dr. Damodaran y explicó que es mucho más enriquecedor tener muchas preguntas que pueden ser respondidas a una respuesta segura. Puso como ejemplo un salón de clases donde el maestro expone un tema, si los alumnos no preguntan se quedan con esa única respuesta, sin embargo si surge la curiosidad y las preguntas empiezan a nacer, el conocimiento se amplía y las cosas se miran desde varios puntos de vista.

Los ponentes coincidieron en señalar que la mejor forma de mejorar la condición humana es teniendo paz con uno mismo.